He aquí un pequeño repaso a las refutaciones que se han dado a lo largo de la historia sobre las vías tomistas. Unas vías que muchos teístas siguen aceptando como buenas. Si creen que falta alguna refutación, o hay algún error, no duden en comentarlo.
Santo Tomás de Aquino, que rechaza el argumento ontologico por ser a priori, propuso cinco argumentos basados en la experiencia para demostrar la existencia de Dios. Las vías tomistas son:
- Vía por el movimiento. Todo movimiento es efecto de un motor.
- Vía por las causas eficientes. Todo efecto procede de una causa previa.
- Vía por la contingencia. Todo ser contingente procede de otro previo
- Vía por los diferentes grados de perfección. Todo nivel de perfección participa de un ser perfecto superior.
- Vía por el orden del mundo. Todo nivel inferior en el orden de los seres depende de otro ser superior.
Vía por el movimiento. La primera vía nos dice que todo lo que se mueve es movido por otro, pero que este proceso no es infinito, sino que es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, y ese motor es Dios. Y nos expone una analogía de un bastón movido por una mano.
- Los sentidos nos muestran la existencia de movimiento (tanto local, como cuantitativo, como cualitativo).
- Todo lo que se mueve es movido por otro: el movimiento es el paso de la potencia al acto, lo que se mueve tiene que estar en potencia respecto de aquello hacia lo que se mueve y, por lo tanto, no puede moverse a sí mismo.
- El proceso por el que una cosa mueve a otra no se puede prolongar indefinidamente puesto que en tal caso no se llegaría al primero que mueve y no habría motor alguno ni movimiento, pues los motores intermedios no mueven más que porque son movidos por otro (del mismo modo que un bastón no mueve nada si no es movido por la mano).
- Por lo tanto, es necesario llegar a un primer motor al que nadie mueve: Dios.
En primer lugar, tendremos en cuenta la crítica del empirismo. Ellos rechazan el principio de causalidad aplicado a las vías por defender esa posición en conceptos abstractos, de los que no tenemos impresión alguna. Además, añaden, que el problema recae en que trata de encontrar en un objeto de lo que no tenemos experiencia (Dios), la causa de aquello que si tenemos experiencia sensible. Para los empiristas, el principio de causalidad se puede utilizar, pero no más allá de los limites que la naturaleza nos impone. Y eso hace que Dios no tenga ningún tipo de demostración.
En segundo lugar, hay que decir que Santo Tomás estaba influenciado por Aristóteles, siendo el primero que afirmo que "todo lo que se mueve tiene una causa". Pero esa idea aristotélica fue refutada durante la revolución científica, donde los cuerpos en movimiento están sometidos a fuerzas de fricción o roce (ley de la inercia). Por lo tanto, esta argumentación es válida para la concepción aristotélica, pero no para la moderna. Así, se añade que, las fuerzas gravitatorias, electromagnéticas, nuclear débil y fuerte son las que ponen el movimiento y no Dios.
En cuarto lugar, también hace una analogía cuando habla del bastón movido por una mano. Pero una analogía no es demostración de nada. Además de estar mal planteado, pues la mano es contingente, esta movido por otro, no es inmóvil.
Vía por las causas eficientes. Esta vía nos dice que en este mundo sensible existe un orden de causas eficientes; pero no vemos ni es posible que algo sea causa eficiente de sí mismo, porque de lo contrario sería anterior a sí mismo, lo cual es imposible. Ahora bien, no es posible que en el orden de causas eficientes se proceda hasta el infinito… Luego es necesario suponer una causa eficiente primera, que todos llaman Dios. La segunda argumentación nos dice que hay un orden de causas eficientes pero que no es una cadena infinita, hay una causa primera que es Dios.
1. En el mundo sensible hay un orden de causas eficientes.
2. No es posible que algo sea causa eficiente de sí mismo (pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible).
3. No es posible proceder indefinidamente en la serie de causas eficientes: si se quita la causa, desaparece el efecto, por lo que si en el orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia; si llevásemos hasta el infinito la serie de las causas, no existiría la primera causa eficiente, ni habría efecto último, ni causa intermedia.
4. Es necesario admitir una causa eficiente primera: Dios.
La negación de una cadena causal hasta el infinito es una toma de postura personal. ¿Por qué no admitir, como hacía la cosmología griega, que el mundo es eterno, que es un conjunto de materia existente desde siempre y sometido a una serie de leyes? De hecho, esa negación de una cadena causal nos obliga, en la construcción argumental, a desembocar en un origen, con lo que de un modo implícito introduce la necesidad de Dios. Por lo tanto, esto no pasa de afirmación gratuita y ad hoc.
Incurre en la falacia de la composición, al suponer gratuitamente que porque las cosas tienen causas, luego la serie de las cosas también las tiene, cuando el conjunto total no tiene por qué tener las mismas propiedades que las partes.
Luego, también vemos que hay una contradicción. Se nos dice que hay una relación de que todo tiene una causa y, al mismo tiempo, es producto de una causa anterior. Para llegar a la conclusión que hay algo que no tiene una causa. De ser así, no todo tiene una causa.
Finalmente, y otra vez basado en el empirismo, la relación causal sólo se puede demostrar en fenómenos empíricos. Santo Tomas traslada gratuitamente la demostración de causa efecto de hechos empíricos a algo que no tiene ninguna demostración empírica (Dios). No podemos establecer la relación de una causa sino no la hemos observado.
Como pueden observar, la primera, la segunda, y más adelante en la tercera vía, Santo Tomás nos dice prácticamente lo mismo. Y, en consecuencia, muchas refutaciones se repiten también.